
El lenguaje de signos
La estructura de este sistema es distinta a la oral, es un lenguaje simplificado y con dificultad para los términos abstractos, algunos gestos son entendibles por los oyentes, otros gestos como el nombre de las personas, son específicos. También hay gestos para frases completas, así como gestos temporales que se unen al del infinitivo para formar los distintos tiempos verbales... no es un sistema universal, incluso hay diferencias entre las distintas comunidades autónomas de España.
Es el método que se suele utilizar normalmente en los centros específicos y su uso ha sido muy debatido frente al oralismo (que propone la enseñanza programada del lenguaje oral al niño o niña sordo desde la edad más temprana posible evitando el uso del signo). Es un debate abierto entre los familiares y personas que interactúan con el niño y la decisión dependerá siempre de cada caso, pero es el sistema de comunicación más utilizado por la comunidad sorda y el usado normalmente por los niños y niñas sordos profundos.
La comunicación bimodal
Es la mezcla de la utilización de algunos signos junto con el lenguaje oral, pero signando las palabras en el mismo orden que los oyentes utilizan al hablar.
En los centros de integración se abre paso esta vía más pragmática, ya que los niños se escolarizan en un medio oyente, luego deben aprender el lenguaje oral de los oyentes. Sin embargo, el lenguaje de signos es la forma de expresión de los sordos, basta dejar a dos niños sordos juntos para que empiecen a signar sin que nadie les haya enseñado. Es entonces cuando aparece el bimodal que tiene la estructura del lenguaje oral, pero en el que la comunicación es realizada simultáneamente por voz y signos y aunque no lo parezca para un observador iniciado en el tema, es un sistema que facilita más el aprendizaje del lenguaje oral que el lenguaje de signos, del que solo coge el vocabulario que se emite al mismo tiempo que la palabra hablada.
SPC y Bliss
Son sistemas con muchas posibilidades ya que se pueden adaptar al nivel de desarrollo, comunicación y necesidades del niño o niña.
El SPC tiene como objetivo principal facilitar la comunicación en sujetos no orales con dificultades motoras y auditivas. Consta de pequeñas tarjetas con dibujos muy sencillos y representativos para el alumno que están acompañados de la palabra escrita, se pueden fotocopiar en diferentes colores dependiendo si representan personas, verbos... también podemos añadir otros que no tenga el sistema y que consideremos útiles para el chico.
Para llevar a la practica este sistema se eligen los símbolos según el nivel del alumno y se colocan sobre un tablero, para seleccionar este vocabulario inicial se tienen en cuenta, ante todo, las tarjetas con sus necesidades básicas (aseo, alimentación...), las actividades cotidianas y sus gustos o preferencias. Después se van incorporando al vocabulario existente aquellas palabras que vaya necesitando cada persona a medida que van cambiando sus necesidades comunicativas. Entonces le enseñaremos al niño o niña a encadenar palabras para ir formando frases.
El Bliss se creo en principio como sistema internacional de comunicación, pero es usado sobre todo en personas con parálisis cerebral. Consta de tarjetas con dibujos pero sin palabras, de diversos colores dependiendo si son personas, acciones..., algunas con un gran parecido con la realidad, otras sugieren la idea, por ejemplo: arriba, abajo. El sistema no recomienda una metodología para ser enseñado sino que dependerá de las características del sujeto, por ejemplo podemos asociar las tarjetas a los objetos que representan, para que una vez que la asociación se produzca ir retirando el objeto.
Palabra complementada o Cued-Speech
Es un sistema para niños pequeños con serias alteraciones auditivas educados en ambientes oralistas, que combina la lectura labiofacial con la información de la mano (son ocho configuraciones de la mano) que se ejecutan en tres posiciones distintas respecto al rostro, actuando labios y mano de manera sincronizada.
Una vez que se ha decidido utilizar un sistema, hay que valorar cuál de ellos, ya sea complementario o alternativo a la comunicación. Para eso hay que tener en cuenta las características del alumno: el nivel del lenguaje que posee el niño o niña, sus habilidades cognitivas, si tiene algún problema motor (por ejemplo, para la realización de los signos del lenguaje de signos, este es un dato muy importante). También es muy importante que el alumno tenga deseos de comunicarse y capacidad de atención, así como las características del contexto en el que esta inmerso ya que al introducir al niño en un sistema de comunicación se necesita el beneplácito de la familia y su disposición de colaboración.
Después, hay que valorar que entre los objetivos que queremos lograr es que el sistema sea adaptable al desarrollo y evolución de las capacidades y posibilidades del sujeto, que sea motivador, que sea efectivo, que cubra todas sus necesidades básicas y que posibilite la comunicación con cualquier interlocutor.
Finalmente comentaremos que en la actualidad están teniendo un gran auge los sistemas alternativos y complementarios de comunicación en los centros tanto específicos como de integración, y se han convertido en una elección para intervenir ante multitud de problemas de comunicación con muy buenos resultados. Aunque algunas personas carentes de lenguaje oral que han sido enseñadas a usar un sistema de comunicación han logrado la aparición de lenguaje oral de forma inesperada, esto no debe convertirse en el objetivo final de la implantación de un sistema ni en un foco de esperanza para las familias o personas allegadas al usuario de estos sistemas ya que todavía se sigue investigando sobre el tema.
De cualquier manera el uso de sistemas alternativos o complementarios es muy adecuado y, como opinan la mayor parte de los autores, no frenan la posibilidad del habla sino que, en todo caso, la potencian, favoreciendo el desarrollo del lenguaje así como la mejora global de las relaciones interpersonales y el desarrollo cognitivo, procurando con ello el desarrollo integral del alumno/a.
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